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jueves, 20 de octubre de 2011

Plantación y cultivo del olivo. Parte 4

La poda de regeneración de los olivos se debe hacer cada dos años, siendo poco recomendable hacer podas severas.

En los cultivos intensivos de olivar es preferible realizar una poda corta (poda corta o arbusto), donde no se debe realizar ninguna poda hasta los 5 ó 6 primeros años, y luego solo se quitan los brotes que estén más débiles y las ramas que crezcan más de tres metros. Algunas de las ventajas de esta poda es que comienza antes la etapa productiva del olivo, que da más producción de aceitunas, y que es más económica (referente a gastos en personal, ya que no hace falta el uso de escaleras).

Poda para la producción: lo que se pretende con esta poda es que en los ramales productivos se formen frutos, sin afectar de ningún modo a las ramas estructurales del olivo, consiguiendo unas buenas condiciones de luz y manteniendo en activo la zona productiva. En los cultivos intensivos no hay tan buenas facultades ya que no les da la luz necesaria (donde la zona de producción queda acotada a las zonas superiores).
Durante la etapa de producción del olivo se aconseja realizar podas todos los años, pero sin ser muy bruscas, para ir eliminando las ramas que están marchitas (evitando así la aparición de brotes cortos y densos).
Además así se mejorará la longitud de los brotes, y nos aseguraremos de que la luz llegue a toda la zona de producción. En zonas donde los suelos sean secos, con poca humedad o infértiles, la poda del olivo debe ser severa, así se ahorrará agua y nutrientes, que podrán ser utilizados en el posterior crecimiento de las aceitunas. Sin embargo en suelos fructíferos, no es necesario realizar una poda severa, ya que tienen el agua y los nutrientes suficientes.       
Poda de renovación: consiste en estimular los brotes nuevos con el fin de fortalecer los olivos más viejos. Una de las características del olivo es que tiene una larga vida, por su capacidad de producir nuevos brotes de forma fácil.
Otra forma de rejuvenecer los olivos, es cortando su tronco por el punto donde se ramifica, o cortándolo a poca altura. Para realizar una renovación, pero solo parcial, se debe podar en las ramas primeras y a la altura que se desee.
- Riego: el olivo tiene unas hojas pequeñas que poseen una capa protectora y vellosa en la zona del envés, el cual reduce la pérdida de agua, por eso su cultivo se puede realizar en zonas donde otro tipo de árbol no podría sobrevivir. El 95% del olivar se hace en secano, aunque la producción aumenta con el uso del riego. Debe utilizarse el riego cuando las precipitaciones estén por debajo de los 800 mm., cuando sólo llueva en invierno (faltando humedad en los periodos de primavera y otoño), y cuando el terreno sea arenoso o tenga gravilla (con poca retención de agua) El riego más apropiado para el olivar es el goteo (cada olivo se riega entre 1800 y 1900 litros al año, repartido en los meses de Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre)     - Fertilización: apenas es necesaria en los primeros cuatro años de cultivo en suelos más o menos fértiles. En el caso de usar fertilización se pueden utilizar diferentes sustancias como:     
1.- Nitrógeno: es uno de los componentes que más importancia tiene en el crecimiento de los olivos. Los beneficios del nitrógeno se hacen más obvios si se utiliza en tierras poco fértiles. Según el tipo de suelo la cantidad de nitrógeno a utilizar es distinta, depende de la humedad y de la fertilidad del suelo. En plantaciones con poca cantidad de árboles la cantidad de nitrógeno adecuada será entre 500 y 1.500 gramos, pero en olivares donde haya más densidad de olivos (si posee más de 100 olivos por hectárea) se recomienda entre 50 y 150 Kg. por hectárea. En zonas de secano la cantidad de nitrógeno varía según las precipitaciones y la humedad del suelo. Si las precipitaciones anuales no llegan a los 400mm., se debe aplicar 100 gr. por olivo, por cada 100 mm. de lluvia. Si las precipitaciones oscilan entre 400 y 700 mm., se debe incrementar de una forma proporcional hasta 1.500 gr. por árbol. Y si las precipitaciones anuales sobrepasan los 700 mm. (en cultivos de olivo de regadío) el nitrógeno a añadir dependerá de la fertilidad del suelo, llegando a alcanzar hasta los 1.500 gr. por árbol. Para garantizar que el nitrógeno a actuado correctamente (y en caso de no ser así corregir la cantidad añadida) se puede verificar mediante dos formas: la primera es observando la longitud de la nueva vegetación, y si se advierte que no han crecido lo suficiente se puede aumentar la cantidad de nitrógeno (en los casos que no sea por causa de enfermedades, raíces deterioradas, etc. La segunda se trata de analizar las hojas del olivo. La cantidad de nitrógeno en las hojas debe estar entre 1,6 y 1,8% en el invierno.     
2.- Fósforo: en los olivos en general la falta de fósforo no suele ser frecuente, por lo que su uso no es indispensable. No es necesario si en los olivos se les ha suministrado fosfatos durante varios años, y tampoco en los olivos en los que se les haya añadido cantidades bajas de fosfatos por la poca humedad de la tierra. En el caso de que las tierras posean bastante cantidad de carbonato de calcio o sean ácidas, los fertilizantes con fosfatos si podrían ser necesarios. Igual que con el nitrógeno la insuficiencia de fosfato se puede observar analizando las hojas. Si la cantidad de nutrientes se sitúa entre 0,09 y 0,10% en invierno se debe añadir fertilizantes con fosfato. También se podría confirmar si existieran carencias de fosfato en la clorosis generalizada de las hojas. Aunque esto también podría ocurrir por otras razones, como la carencia de nitrógeno, por lo que la valoración más fiable será el análisis de las hojas.    
3.- Potasio: durante la recolección de la aceituna y la poda, la tierra pierde mucha proporción de potasio, por lo que esta es una sustancia necesaria para el olivo. Por eso el uso de fertilizantes con potasio potencia la producción y la calidad de la cosecha. El uso de potasio se debe combinar con el nitrógeno. En los olivares donde no se haya usado nunca el potasio será mejor aumentar al doble el potasio que el nitrógeno. Y con el tiempo se irá ajustando la cantidad de potasio, hasta que iguale a la del nitrógeno. También es beneficioso que cuando el olivo se encuentre en el periodo de alta producción se aumente el potasio para recuperar la dosis perdida. Un análisis de las hojas del olivo, nos indicará si es necesario la fertilización con potasio, o si hay que variar su cantidad en potasio.

Información sacada de: www.sabor-artesano.com

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