A la hora de plantar olivos debemos acondicionar bien la tierra, ararla, además es muy aconsejable echarle fertilizantes.
La cantidad de olivos por Ha depende de las zonas, del tipo de cultivo (secano o regadío) y del tipo de olivo que vayamos a plantar (si tiene un pie o dos pies) Cuando plantamos olivos en un campo debemos tener en cuenta las circunstancias que lo rodean: el tipo de suelo (si es fértil o pobre, profundo o superficial, etc.), la cantidad de lluvia que cae (contra mayor sea más cantidad de olivos podremos plantar), y el adecuado orden de los olivos (con separaciones por lo menos de 7 m. entre cada hilera, para permitir un manejo mecanizado en la plantación) Otro punto a tener en cuenta es la orientación de las hileras de olivos, que en el caso de ser rectangular ha de ser en dirección norte-sur, para una mejor iluminación. La mejor época para cultivar el olivo es en otoño o en primavera, cuando no hay riesgo de heladas.
Los sistemas de cultivo que se pueden usar en el olivar de secano son:
- Laboreo: se trata de conservar el terreno sin nada de vegetación mientras dura el año, es el más utilizado. Los instrumentos que se utilizan para realizar las tareas de limpieza del terreno son los de cultivo vertical (cultivadores y vibrocultores), estas tareas son unas de las más superficiales. El orden en que realizan las labores a lo largo del año será:
1.- Después de la recogida de la oliva, se prepara el terreno para que pueda introducirse mejor el agua.
2.- Antes de llegar el verano se ha de realizar entre dos y cuatro labores para quitar las malas hierbas (según las lluvias que caigan), así se prepara el terreno para el verano.
3.- Ya en verano se hacen labranzas más superficiales con gradas de púas o rastras.
4.- Al final solo queda acondicionar la plantación para el proceso de recolección. Se trata de solidificar el terreno mediante un rulo para realizar la recogida de la aceituna con el menor coste posible. Los únicos problemas de este método son que beneficia los daños del suelo por erosión, y que provoca grietas en las raíces produciendo una desproporción en el desarrollo y la producción del olivo.
- No laboreo con suelo desnudo: esta técnica consiste en que el suelo quede despojado de la maleza durante todo el año, con el uso de herbicidas. Estos han de variar según la época en la que se apliquen: si se aplica en otoño, a mitad de otoño después de las primeras lluvias, o en primavera (donde se utilizarán herbicidas de traslocación para eliminar la maleza perenne)
Cuando vayamos a elaborar una programación para el mantenimiento del terreno hemos de tener en cuenta que herbicida utilizar, si persiste y se absorbe bien, y el tipo de mecanismo ante las malas hierbas (residual, contacto o traslocación)
Los únicos problemas que se dan en el cultivo sin laboreo son: la alteración de la flora hacia especies de maleza, que no han podido ser controladas de una forma eficaz con los herbicidas residuales; y las zanjas más profundas que se producen por la erosión de las aguas donde está situado el desagüe natural.
- Laboreo reducido: en este sistema se combinan labores de distinta intensidad con la aplicación de herbicidas bajo la copa de los olivos, zona que queda sin labrar durante todo el año. Presenta algunas variantes:
1.- Semilaboreo: en este tipo de laboreo se usan herbicidas residuales, aplicándolos bajo la copa del olivo, realizando las labores cruzadas solo en el centro de las calles. Esta técnica disminuye los gastos del cultivo y enriquece la capacidad de producción en relación al laboreo convencional.
2.- Mínimo laboreo: en este tipo se utilizan herbicidas residuales en toda la plantación. Y cada año se debe hacer alguna labor en el centro de las calles de los olivos, pero de forma muy superficial, cuando veamos que la capa exterior está seca (esta tarea se realiza con un vibrocultor)
- Cultivo del olivo con cubierta: nos soluciona de una forma más eficaz el problema de la erosión. Existen cuatro tipos de cubierta:
1.- Cultivo con cubierta inerte: se trata de crear una cubierta con las hojas que se han caído, y con los trozos de poda, todo bien cortado en trozos pequeños, y bien distribuido por toda la superficie. El coste no es elevado y aguanta bastante en el suelo. En ocasiones también podremos utilizar pequeñas piedras, cuando el olivar sea de secano.
2.- Cultivo con cubiertas vegetales vivas: durante el período lluvioso se crea la cubierta vegetal. Al final del invierno, cuando se tiene suficiente cobertura se riega y se deja sobre el suelo, para evitar que se produzca erosión y que se reduzcan las pérdidas de agua por evaporación durante la primavera. Las siega se puede realizar de varias formas:
Con el uso desbrozadoras o segadoras (siega mecánica)
Con el uso de herbicidas de contacto o traslocación (siega química), que es la más aconsejable, ya que es la más sencilla, evita el rebrote, y es la más económica.
Pastoreando con ganado ovino (siega a diente)
3.- Cultivo con cubierta viva de cebada: consiste en que en otoño se siembra un cereal (la cebada) en las calles de la plantación. Las ventajas de este tipo de cultivo son: la semilla es bastante barata, tiene gran capacidad de ahijamiento, es una especie rústica de crecimiento invernal, es fácil de establecer, y económico a la hora de segar químicamente. En este cultivo se riega al entrar el otoño, con nitrógeno (50 Kg. por hectárea), y se deja crecer en el invierno. En marzo se realiza la siega química (con algún herbicida de traslocación) La paja se deja en el terreno, con el único inconveniente de que pueda producirse algún incendio.
4.- Cultivo con cubierta viva de leguminosas: la leguminosa se maneja igual que la cebada, pero es mejor ya que puede fijar gran cantidad de nitrógeno, algo altamente favorable para el cultivo del olivo. También se adapta mejor a la siega mecánica, ya que pocas veces vuelven a brotar, y también hay menor riesgo de incendio. Los únicos inconvenientes que tiene son: la escasa permanencia en el suelo (por lo que no nos salvaguarda de la erosión), y la dificultad de segar con el uso de herbicidas.
Para elegir un buen sistema de cultivo del olivo se debe tener en cuenta varios puntos: la disponibilidad de agua que hay en el suelo (dependiendo de la infiltración y la evaporación del agua), la erosión del suelo, la producción, la fertilización, los costes del cultivo, las temperaturas de la plantación, la cantidad de plagas y enfermedades que le afecten, la fauna y los microorganismos del suelo y la flora del olivar.