En la segunda mitad de los años 40, siendo Presidente Don Ignacio Arredondo
Hortal y Secretario Don Francisco Hortal Rull (mayor), la sociedad ya ha alcanzado un gran prestigio. Se llevó a cabo una labor de cooperación importante en el sentido de extinción total de las deudas, suscripción de la totalidad de las acciones hasta 300 a precios comprendidos entre 250 y 500 Ptas. cada una según procedieran de las que quedaban o de socios; se realizaron mejoras en maquinaria, se redujo la maquilla al 8,33% se compró una parcela para ampliación por segunda vez de la trojera y se construyó un local para oficinas que además de albergar la administración y servir para reuniones y charlas, ejerció una función lúdico social importante fomentándose el juego de ajedrez al que se aficionaron muchos socios.
Los intentos de creación de un molino de harinas no tuvieron éxito debido a las medidas legales restrictivas y fiscalía de tasas de aquellos años orientadas a controlar el estraperlo. El precio del aceite llegó a alcanzar 3,60 Ptas. por kilo y la molturación se calculó en 25.000 Kg. de aceite.
Los años 50 transcurren aplicando las formas tradicionales en cuanto al sistema de sorteo para la molturación dando a cada socio un número, independientemente del de acciones que posee, se contrata un asesor contable debido al aumento sostenido que va alcanzando la producción de aceite; sin embargo, la expansión del olivar todavía no es masiva. A mediados del siglo XIX son escasos los bancales con olivos en los pagos de regadíos o bien aparecen como cultivo promiscuo con la vid que al desaparecer ésta a causa de la filoxera a finales del mismo es cuando va adquiriendo importancia, primero plantándose en los márgenes y últimamente ocupando toda la superficie.
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